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La Pasión y el Análisis en la Actividad Empresaria

A menudo nuestra actividad nos pone frente a empresarios, emprendedores o personas que no necesariamente están ligadas a la actividad empresarial pero también tienen un proyecto y la misión de desarrollarlos.

Nos llama la atención la magnitud de la diferencia que se registra entre muchos de ellos al momento de evaluar la “realidad” y las posibilidades que brinda para desarrollar o sostener proyectos en el tiempo.
¿Qué es lo que hace que sobre un mismo corte de la realidad y en un mismo momento dos personas distintas tengan visiones tan distintas? Solemos recibir comentarios optimistas de gente que ha vivido buenas y malas experiencias, y pesimistas de gente que no ha logrado sus objetivos. Esta cuestión en un país como el nuestro con alto nivel de incertidumbre en la mayoría de las variables que definen nuestra vida cotidiana, tiene mayor trascendencia de la que tendría en un entorno más estable.

La estadística nos brinda datos objetivos. Generalmente, aquellos individuos que han tenido malas experiencias con su emprendimiento o su empresa y expresan sentimientos pesimistas sobre el futuro suelen cargar las tintas en los factores externos. Para ellos es generalmente el entorno el que no brinda posibilidades adecuadas para desarrollar la actividad. Cuando buceamos buscando explicaciones hallamos en porcentaje mayoritario que la imprescindible etapa de análisis de la idea original ha sido desarrollada superficialmente o directamente ha sido obviada. Muchos con razón se preguntarán cómo es posible lanzarse a la actividad empresarial sin cumplir con dicha instancia. Por raro que parezca, es bastante habitual en nuestro país y entendemos que obedece generalmente a razones emocionales.

Quienes tienen excesiva confianza en sí mismos y en sus apreciaciones, consideran que su visión de la realidad es muy cercana a lo exacto y no creen necesario salir a chequearla. Del otro lado están aquellos cuya inseguridad los lleva a negar los factores de resistencia a su proyecto, en general porque temen no saber como enfrentarlos cuando aparezcan. Ambos tipos de motivación por parte de los decisores otorgan a muchas empresas y emprendedores poca probabilidad de éxito desde el vamos. Todo esmero que se ponga en etapas posteriores se verá licuado por una incorrecta o nula evaluación previa. Sería como salir a navegar sin consultar previamente el parte meteorológico, una aventura con final demasiado incierto en tanto dependiente del azar.

Así y todo, cuando las cosas no salen bien se observan en general dos tipos de conductas. Algunos le echan la culpa al entorno y manifiestan pesimismo tal como veíamos al principio. Otros hacen el clic y les cae la ficha de la duda, que los lleva a preguntarse sobre los motivos del fracaso, incluso quitándole dramatismo y tomándolo como una oportunidad para aprender. Y siguen adelante.

Sobre esta conducta la estadística también nos brinda respuestas. Además de cierta seguridad en sí mismos, que lleva a algunos emprendedores y líderes organizacionales a seguir adelante, surge otra variable que influye en el comportamiento: la pasión por desarrollar el proyecto. Y si bien la pasión algunas veces tiene que ver con equivocarse, con cometer errores, con ser excesivamente impulsivo, también sirve en los momentos límite. Cuando se necesita decisión para sobreponerse a la adversidad la pasión empresaria es la herramienta necesaria. Allí donde la mayoría ve lo imposible, el empresario de raza verá posibilidades y donde todos ven nada por hacer, verá que todo está por hacerse. Es como decíamos al principio una percepción distinta de la realidad y probablemente también de sus propias capacidades.

Y en realidad, esta actitud empresaria es el factor que permitió sobrevivir a tantas empresas durante la década de los noventa. Decenas de pequeñas y medianas empresas del conurbano bonaerense y del interior del país han sobrevivido y nadie sabe muy bien cómo. Otras han quedado en estado de latencia, adormecidas y ahora están reiniciando su actividad, desempolvando máquinas, limpiando depósitos, dando empleo, buscando capacitarse para adaptarse a los nuevos tiempos, etc.

Existen muchos ejemplos en nuestra Argentina actual, ejemplos individuales, grupales y organizacionales. Basta acercarse hasta Pergamino y observar como se reconstituye el entramado textil, en donde la pasión por hacer se percibe en toda la cadena del proceso.
La pasión empresarial es algo que no se puede comprar, no se puede aprender en ninguna universidad y constituye una especie de capital que no puede ser reemplazado por ningún otro, sea en dinero o especies. Pero sí puede ser estimulada en aquellos que la poseen y lo desconocen o no entienden muy bien qué les pasa con eso.

Sería conveniente y necesario para nuestro país estimular la pasión empresarial, a través de los medios masivos y sistemáticamente. Sería una manera concreta de mostrar a los jóvenes que aún están en el ciclo primario y secundario que además de dificultades existen posibilidades de construir, y convencerlos de que los sueños tienen mucha utilidad y pueden transformarse en realidad. Es el caso de muchos que siguieron sus sueños y hoy están al frente de una organización.

 


Lic. Jorge González
Founder & Director
G&A Pharma Consulting
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